Cuando nos compramos una vivienda la elegimos porque nos gusta la distribución, la urbanización, la ubicación, la orientación, el precio, etc., pero no elegimos a nuestros vecinos, incluso se nos olvida que vamos a tener que convivir con ellos. La convivencia no siempre es fácil, y en las comunidades de vecinos raro es el caso en el que no surge algún roce.
Vivir en una comunidad puede traer más de un quebradero de cabeza a sus integrantes, pero la realidad es que ser miembro de una conlleva también beneficios. En la actualidad es una de las formas de vivir más recomendables si queremos ahorrar dinero y tener una casa en unas condiciones más que aceptables.
Existen unas leyes básicas que regulan el funcionamiento de la comunidad y que se recogen en los estatutos, para que los miembros puedan vivir en paz y armonía. Aunque esto no siempre es así. La modificación de la Ley de Propiedad Horizontal en 2013, ha supuesto el enfrentamiento de vecinos en muchas ocasiones. Lo que más dudas ha despertado es el cambio en el porcentaje de propietarios necesario para aprobar una reforma que afecte a la comunidad. En determinados supuestos, bastará con el 50% y no con el 60%, como antes.
Por ejemplo, una de los conflictos más habituales tiene que ver con la intención de instalar un ascensor. Antes hacía falta que la aprobación fuera por el 60% de todos los propietarios, pero ahora, basta el 50%. ¿Y si hay algún vecino que se niegue a pagar? La ley dice que debe pagar. No obstante, existe la posibilidad de que la comunidad de propietarios decida, de forma voluntaria, excluirle del pago de la instalación del mismo, si bien la ley deja claro que debería pagar la parte correspondiente de gastos de mantenimiento.
Ante la gestión de problemas siempre se puede acudir al presidente de la comunidad o al administrador para la resolución de conflictos entre vecinos. Tener un administrador de fincas tiene sus ventajas, ya que ayuda en la revisión y redacción de todos los documentos, ofrece asesoramiento legal, y lo más importante, sabe sacarle el máximo partido a los presupuestos de la comunidad para obtener el mayor ahorro posible.
Una ventaja es la posibilidad de disfrutar de elementos y servicios comunes que de otra forma saldría realmente caro: un portero que atienda la seguridad de la comunidad, una zona ajardinada que es cuidada por un jardinero, garaje, piscina, parque para niños…
Pero un tema que no podemos olvidar es la morosidad. Hablamos de los vecinos que se retrasan sistemáticamente en el pago de sus cuotas y ya acumulan una deuda importante. En este caso, lo que debe hacer la comunidad es iniciar una demanda por la vía judicial. Es recomendable siempre utilizar servicios de expertos en leyes y/o administradores de fincas para todo este tipo de trámites, incluso para los posibles requerimientos previos antes de llegar a la denuncia en juzgado.
Ahora tienes más claro cómo son los pros y contras de vivir en una comunidad de vecinos, muy importante a la hora de decidir donde vamos a pasar gran parte de nuestro tiempo.